Es bien sabido que los corredores estamos siempre en búsqueda de un peso bajo, sobretodo para poder romper un récord personal, pero muchos corredores no siempre están en esa búsqueda y tratan de mantener el peso en un misterio, sobretodo cuando hay una historia detrás él.
Esta es la historia de Nadine Quaas una corredora de 35 años que vive en Wesel en el estado de Renania del norte en Alemania.
Su peso actual es desconocido no solo para nosotros, sino también para ella. “A principios del año pasado dejé de controlar mi peso diariamente”, dice la corredora de maratones de 35 años, que considera tener un peso totalmente normal y sano.
La mayoría de la gente diría que debemos estar delgados y ser deportivos, pero “he aprendido a sentirme tan cómoda como soy”. Nadine solía ser bastante diferente a como es hoy en día, tenía una severa compulsión por controlar diariamente su peso y sus alimentos. El primer paso del día estaba destinado directamente en llevarla a una báscula. “En mi mente el ideal de tener un cierto peso estaba tan arraigado, que era lo único que me permitía estar bien conmigo misma”, recuerda.
Era un deber, un factor que influía en su vida diaria y del cual no era del todo consciente. Lo más natural para ella era pesarse, y si todo salía como esperaba podía seguir con su vida diaria, en caso de tener 300 o 400 gramos de más, Nadine no comía nada. Evitaba a toda costa el chocolate y cada que sus amigos se reunían para una noche de pizza, siempre cancelaba. “El peso suele cambiar bastante, a veces un kilo o dos, pero siempre es algo normal”. Ella sabe que el peso se puede controlar igual que su actitud y su comportamiento obsesivo, pero en este caso lo que más entiende es que puede ser feliz siendo ella misma.
Existen varios cambios que una madre de dos hijos suele tener, las prioridades varían y la atención se enfoca naturalmente a sus hijos. En 2016, llegó al hospital sospechando sobre una posible accidente cerebrovascular. Sin embargo, el diagnóstico fue otro, el Síndrome de Burnout o el síndrome de desgaste profesional. Los resultados obtenidos en el hospital fueron los que catapultaron a Nadine a reorganizar sus prioridades en la vida. “Siempre tenía que decir que sí a todo en lugar de negarme, dependiendo de la situación”, dice. “Mi vida giraba en torno a los niños, el trabajo, la casa, los amigos, la familia…”. Estaba acostumbrada a decir que sí a todo menos a ella misma, tuvo que aprender a escucharse, a tener tiempo para ella, ya que su cuerpo no pudo tolerarlo más. Todas estas situaciones se traducían en un papel con un diagnóstico escrito que decía: “Lo que más daño te causa eres tú misma”. Hoy, ella escucha y se cuestiona sobre cada decisión tomada: ¿Realmente quiero o no quiero eso? ¿Qué obtengo de ello? ¿Para quién es importante?
Nadine aprendió a decir que no, “aunque sé que fue un cambio para algunos, el cambio más grande lo podía notar conmigo misma”. Y ella aprendió a tomarse sus tiempos y justo en uno de éstos decidió que el deporte era benéfico para ella. “El tiempo ya no es una excusa”. Los niños habían salido de casa, era un día perfecto, un día que podía pasar exclusivamente pensando en ella. Tomó sus tenis y corrió, mientras sentía el asfalto bajo sus pies se preguntaba si lo correcto era dejar a la familia esperando tanto tiempo, siguió corriendo hasta recordar su antigua pasión por los deportes, dejó de cuestionarse y continuó de frente.
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Nadine comenzó a correr cuando tenía 18 años, durante esta época recuerda haber tenido problemas con su dieta, a su mente llega el recuerdo de un novio con quien la mayoría de las citas incluía comida rápida y alimentos poco saludables. Estas comidas, por lo regular, se repetían a lo largo del mismo día y al poco tiempo aumentó 13 o 14 kilos. Afortunadamente, poco después un simpático futbolista trajo a Nadine de regreso. Pronto logró participar en una carrera de 7.5 kilómetros, que solía pensar que era algo imposible.
Primero comenzó a intervenir en competencias de 10 kilómetros, medios maratones y en algunos completos. En su tercer maratón en Frankfurt, Nadine apenas tenía 21 años y fue aquí cuando comenzó a padecer algunos problemas con las rodillas. “Eso fue totalmente irrazonable”, afirma con una mirada que recorre el cielo. Los resultados eran el reflejo de una mejora a nivel personal, aunque por otro lado significaba una interrupción obligatoria de medio año. Después de eso, se limitó a recorrer solo la mitad de sus distancias y con la llegada de sus hijos, ahora de seis y nueve años, cada vez había menos tiempo para salir a entrenar. “Aunque corrí de vez en cuando, el entrenamiento para un medio maratón o uno completo era impensable para mí”. Hoy, ella está recuperando su tiempo y con un entrenamiento bastante inspirador logró competir en medios maratones seguidos de su segunda carrera en 2017. Nadine está entrenando actualmente para correr un maratón en Hamburgo.
Ya no se preocupa más por el peso o la nutrición. “Recuerdo un día que me subí a la báscula como acostumbraba, y de repente me di cuenta que en realidad el saber el resultado del día podía afectar mis nervios y sobre todo llenarme de estrés”. Estrés que era totalmente innecesario, así que desde ese día comprendió que todo estaba en sus manos y era su decisión llevar la vida de una forma más ligera. Las decisiones que ahora toma Nadine son solo de ella, para ella y por ella, la forma correcta de iniciar el día es verse reflejada en un espejo y aceptarse tal y como es, no castigándose pesando su cuerpo día a día.
Nadine dejó de ser esclava de los números, se alimenta bien y no se prohíbe nada. “Si me invitan a cenar tres veces seguidas, como todo lo que quiero”. Si fue demasiado, está consciente de que algo se lo hará saber: “Si ya siento que el botón comienza a apretar un poco, me contengo”. No existen prohibiciones estrictas ni siquiera para los niños. Si bien es un drama para muchos padres, incluso en el jardín de niños, cuando en lugar de fruta comen de postre un delicioso pudín de chocolate, Nadine lo toma ahora con mucha calma: “Nada está mal, siempre y cuando mis pequeños lleven una dieta balanceada. La porción de fruta que correspondía a ese día puede ser para más tarde en la casa”. La fórmula secreta para que Nadine pudiera encontrar este balance se encuentra en salir a correr.
Los deportes también te impulsan a seguir adelante no solo sobre la pista, también en la vida. Ella puede salir a comer pizza con sus amigos si así lo desea. Esa no es la única razón para correr o realizar algún tipo de ejercicio, se puede decir que Nadine ahora lo entiende, en su perfil de Instagram habla sobre su vida y el entrenamiento: “Son ambas cosas, camino para comer de todo y camino solo por caminar, correr significa ser consciente de mi libertad, reducir el estrés, estar en contacto con la naturaleza. En pocas palabras, me gusta correr por mi vida”.